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Parece ser que Lewis Carroll lo que intentaba hacer, era darle un giro al pensamiento de la época tan marcado por el positivismo que venía gestándose desde hacía varios años. El pensamiento científico se proponía como la principal fuente para la validación de nuestro conocimiento, y la sociedad estaba en un momento de rápidos cambios que modificaban sus costumbres y sus tradiciones. Es así que el arte comenzaba a dar ese giro hacia el lado opuesto del cientificismo y la racionalidad; obras literarias como la novela gótica llena de fantasmas, monstruos y vampiros comenzaban a tener un fuerte auge en Europa. Y es así que Lewis Carroll, al ser un matemático y lógico, lo que nos trae no es una novela con fantasmas o monstruos, sino que, en lugar de ello, crea todo un mundo onírico en el que la lógica y la razón se distorsionan para caer en el aparente sinsentido o lo absurdo. Sin embargo, con lo anterior, no queda anulada la posibilidad del origen de Alicia en el país de las maravillas como un cuento infantil, sino que sumado a eso, Carroll aprovecha para darle una mirada invertida al pensamiento de la época, jugando con paradojas y juegos del lenguaje en el único lugar donde parecía posible hacerlo: el desconcertante mundo de los sueños. |
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