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La historia de Alicia es bien conocida por personas de todas las edades: una niña persigue a un conejo peculiar por un hoyo y termina en el país de las maravillas, un lugar donde se desdibujan los límites de la cordura y la locura. Para la pequeña niña todo es fuera de lo común y es en ese punto, cuando el mundo comienza a perder sentido que Alicia se hace preguntas profundas en busca de su identidad y conoce personajes excéntricos y llenos de una loca sabiduría. Lewis creó un lugar plagado de objetos comunes repensados en realidades y objetivos diferentes o con características y habilidades exageradas, humanizadas y/o demenciales. Se puede pensar que los diálogos son ininteligibles, enrevesados o absurdos (y en ocasiones pueden ser así), pero se debe tener en cuenta que Lewis como lógico y matemático disfrutaba de hacer juegos de palabras o construcciones lógicas complejas pero brillantes y en todo caso muy ciertas, ejemplos se pueden ver en la conversación entre Alicia, el Sombrerero y la Liebre de Marzo o entre Alicia y la Duquesa luego del partido de cróquet. Un libro muy diferente a la mayoría de clásicos infantiles, que hay que leer con espíritu de niño, con paciencia y con mente abierta. Me gustó bastante por los juegos de palabras y los pensamientos profundos encerrados en palabras disparatadas. |
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