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Leí este clásico de la literatura infantil que no había leído aún, aunque era una historia que conocía bastante bien de forma general, pero no es los detalles. La historia me había llegado a través de dibujos animados o referencias de otras historia, pero nunca lo había leído propiamente dicho. Me pareció el clásico sin sentido con cierto sentido, el orden en el caos, pero llegué a él casi 40 años tarde. He leído algunos análisis del libro con una necesidad imperiosa de encontrar mensajes ocultos en la líneas de Lewis Carroll que no creo fuera sus pretensiones: lecturas filosóficas, políticas, existenciales en un libro cuyo primera intensión fue entretener a tres chicas en un paseo. Lo que hace a este libro atemporal y universal realmente es la capacidad ilimitada de los niños de asombrarse y al mismo tiempo creer como posible cualquier maravilla. |
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