Alicia en el país de las maravillas

El surrealismo literario encierra una actuación o vocabulario aparentemente ilógico dentro de un contexto plausible que permite al lector seguir la trama al mismo tiempo que se pregunta el simbolismo oculto que encierra cada escena. En este caso, Lewis Carroll nos brinda una obra dedicada al público infantil plagada de ambientes de ensueño y personajes con temperamentos diversos, de la que más tarde su popularidad hizo al escritor publicar su segunda parte: "A través del espejo y lo que Alicia encontró allí". Desde la persecución del Conejo Blanco hasta la huida de las cartas, la protagonista pretende descubrir el funcionamiento del nuevo mundo fantástico que le rodea y aguantar a un par de personajes insoportables. Continuamente se verá invadida por animales y humanos cuyas órdenes impositivas recuerden al comportamiento de los adultos. El libro fue dedicado expresamente a Alice Liddell, una niña de la que leyendas y habladurías denominan como amante prohibida del autor, que sentía una devoción aparentemente reprimida hacia las menores. Independientemente de la veracidad de estas afirmaciones, recomiendo sus páginas a cualquier persona de cualquier edad cuyo objetivo sea disfrutar del género del Sinsentido y zambullirse por completo en la imaginación ajena.