Infidelidad y otras historias

Los cuentos que integran este volumen forman un conjunto heterogéneo de voces en el que cada uno tiene su atmósfera propia. Seis narraciones forman este libro, de las cuales las que más me han gustado son: “Aurora boreal”, “Bailogno” e “Infidelidad”. Comentaré algunos aspectos sobre ellos.

En el primero, el protagonista es el escritor José Revueltas, quien está enamorado de una chica unos veinte años más joven que él. Ella se siente atraída por la astronomía; él, con sus visos de revolucionario social, se deduce que es más cercano a la gente común y corriente. Hay escarceos entre ellos; a ella no le es indiferente Revueltas.

En “Bailongo” (la más larga de las narraciones) aparecen muchos conocidos de México; menciono algunos al azar: Luis Spota, el “Kid” Terranova, Salvador Novo, Adalberto Martínez “Resortes”, etc. Aquí el asunto principal es ver quién es la mejor pareja de baile en cierto lugar.

En “Infidelidad”, el también escritor Carlos Fuentes es el protagonista, quien rivaliza en amores con el actor Clint Eastwood.

Dije que cada cuento lograba una atmósfera propia. Con esto me refiero a que gracias al manejo del idioma, nos adentramos y somos testigos presenciales de lo que estamos leyendo. Por ejemplo, en el cuento donde Revueltas es el protagonista, el idioma es mesurado y coloquial al mismo tiempo. Las expresiones se vuelven un poco abruptas cuando Revueltas habla de su pensamiento o de lo que siente por su enamorada, dando a entender que idioma y persona son una misma cosa.

Lo anterior no pasa en “Bailongo”. Aquí, desde las primeras líneas nos adentramos en los barrios populares y, en cierta forma, marginados. El idioma empleado plasma diálogos entre personas pertenecientes a esta parte de la sociedad. Creo que la parte que más llama la atención es prácticamente al principio, cuando hay un duelo de albures y frases de doble sentido. El albur, característico de nuestro país, se ve recreado fielmente: de vez en cuando sale la frase como puya, atacando al que esté desprevenido, quien a veces responde y a veces no, todo depende de la agudeza mental.

Este cuento es el que más sorpresas depara, pues en los anteriores casi de inmediato sabemos quiénes son los protagonistas; aquí no. Tal vez por eso el inicio del cuento se siente un poco diferente, y hasta creí que no aparecería ningún famoso. Me equivoqué rotundamente pues aquí aparecen muchos personajes ilustres. Tal vez un poco apegado a la teoría de que el cuento moderno debe tener un final sorpresivo, este cumple esa exigencia: hasta el final sabemos quién es –o será– el protagonista.

Por su parte, en “Infidelidades”, el título anticipa buena parte del contenido. Una vez más, aquí entramos a una atmósfera de intelectualismo donde Carlos Fuentes es el protagonista. Somos testigos de sus vicisitudes como “dandy” de la literatura mexicana de su época. El personaje que hace de rival de Fuentes es, como dije, Clint Eastwood.

Lo que podemos ver en todos estos cuentos es: 1) todo y todos pueden formar parte del discurso literario, y 2) el conocimiento del autor sobre los temas y personajes desarrollados es conocido por Mauricio Carrera, sino ¿de qué otra forma podría construir atmósferas tan logradas? Encontramos múltiples referencias a obras y autores; hay juegos que consisten en extraer de las obras literarias palabras o fragmentos que encajan a la perfección en el momento que son usadas. Creo que ahí también radica gran parte del éxito en la elaboración de cada cuento.

Si tuviera que elegir un cuento de este libro, optaría por “Aurora boreal”. Me pareció una gran historia de amor. Hay alegrías, tristezas y esperanzas ocultas y visibles en los protagonistas. Sin embargo, la historia da un giro inesperado cuando los protagonistas se separan por muchos años debido a sus intereses y luego se encuentran por última vez.

En resumen, lo que me ha llamado la atención y al mismo tiempo gustado, es que la realidad es el punto de partida de las narraciones. Como ya comenté, por la forma en que las plasma, dan la impresión de ser verosímiles, y creo que esto es otro punto a favor. Mauricio Carrera parte de algo que fue y reinventa eso. Podríamos decir que juega, pero con ingenio, creando una nueva realidad que podría haber sido. Las referencias son múltiples y a veces no tan explícitas. Creo que el disfrute de esta lectura aumenta si estamos familiarizados con la pléyade de personalidades que aparecen aquí. Pero si no estamos familiarizados, el goce de esta lectura no disminuye; al contrario: puede ser un acicate para más de un lector, quien tendrá que desenmarañar esta literatura referencial y averiguar qué es verdad, y tal vez, qué no lo es.