Tea Rooms

A esta novela no puedes enfrentarte pensando que es una más, sino una historia muy coral que viene a denunciar la situación política y social de España en los años 30. Valiéndose de unos personajes y sin profundizar en ninguno en concreto, revela cada una de las problemáticas a las que los españoles y, especialmente las mujeres, se enfrentaban cada día: la pobreza crónica, las terribles condiciones laborales, el clasismo, el patriarcado…

Desde el mostrador de un salón de té, sus trabajadoras son la herramienta de Luisa para acercarnos esa realidad terrible, como también lo son sus clientes, quienes nos aproximan a otras situaciones más alejadas del mundo obrero, pero igualmente existentes.

Yo me sumergí en Tea rooms como en una novela al uso, y tal vez haya echado en falta un mayor peso y desarrollo del personaje supuestamente protagonista o un desenlace más claro. Pero Luisa logra su objetivo y valiéndose de ciertas herramientas literarias escribe una crónica del momento que su país estaba viviendo. Y no solo la escribe, sino que la publica en 1934 convirtiéndola en un arma reivindicativa.

A veces, las historias tienen un para qué están escritas que eclipsa cualquier “pero” que les hayas encontrado a la lectura. Y es por eso que me quito el sombrero ante esta autora cuyo gran compromiso político y social, y cuya formación autodidacta derivada de un gran esfuerzo personal nos deja testimonio de un pasado. Es por eso que creo que es de esos libros que, sencillamente, hay que leer.