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En este libro, las escenas que se describen son mucho más duras que en el primero, pues la protagonista se mete de lleno en el mundo de la trata de personas y ella y las mujeres que la acompañan sufren toda clase de abusos. Nuevamente la autora incluye una nota al inicio en la que informa de que su libro puede herir sensibilidades. Se refleja a una Addie rota que lucha por sobrevivir y que una vez que sale de ese infierno, tiene que recomponerse, por lo que se evidencia una transformación en ella. También surge una Addie vengadora, fuerte y luchadora. Pese al trasfondo oscuro de Zade, éste permanecerá a su lado mientras ella se recupera y le ayudará a redescubrir el placer, a volver a gustarse y a alejar a los monstruos de sus pesadillas, volviendo a ocuparlas él. No deja de ser una relación muy diferente de la socialmente aceptada, ni las relaciones sexuales dejan de contener escenas violentas y explícitas, sino que más bien, incorporan incluso más violencia, pero a diferencia de las relacionadas con la trata de mujeres, estas relaciones son consentidas. Es verdad que hay situaciones que a veces te parece que rozan lo absurdo, como que a una persona le guste que le llamen “dios” mientras mantiene relaciones sexuales, pero la cuestión es que se adapta a la realidad, pues en la actualidad no hay nada absurdo, sino gustos diferentes a la hora de obtener placer y una puerta abierta a que cada uno lo disfrute como lo entienda, siempre y cuando todas las partes consientan. al igual que en el primer libro, hay que ir con una mentalidad muy abierta para leer este tipo de novela. Me ha enganchado mucho y me ha parecido que le dan un buen cierre a los protagonistas, aunque dejan abierta la puerta para que puedas seguir indagando en la historia de algunos personajes secundarios, como Sibby, que cobraron mayor importancia en esta segunda entrega y que nos dejaron algún misterio sin resolver. |