Los secretos de Heap House

Si cogemos el contexto de Downton Abbey, la estética de Tim Burton, la magia del Studio Ghibli y un poco de la esencia de Charles Dickens y lo mezclamos todo... obtenemos como resultado Los secretos de Heap House de Edward Carey, la primera parte de la trilogía Iremonger.

Este primer tomo nos adentra en la historia de la peculiar y misteriosa familia de los Iremonger, quienes viven en un lugar aun más misterioso que ellos: los cúmulos, que no son otra cosa que montañas de desechos y de objetos perdidos procedentes de la ciudad de Londres. Esta familia es la única capaz de vivir en este entorno y de lucrarse con él, pero una maldición que atraviesa generaciones porta sobre ellos bajo la forma de una extraña enfermedad.

Es un libro con espíritu de clásico que ofrece un mundo de estética gótica y oscura, en blanco y negro, o quizá... en un tono sepia brillante como el de una fotografía antigua, con personajes pálidos y extraños, y perspectivas incómodas de la época victoriana, donde las mansiones parecían tener vida propia.
Bajo esa frágil apariencia que invita a deambular entre lo siniestro y lo fantástico, nos topamos con una crítica hacia las espeluznantes garras del sistema de clases del siglo XIX (recurriendo al concepto de "los de arriba" y "los de abajo"), o al consumismo mas exacerbado, así como una tierna mirada ecologista que nos anima a reflexionar.

Tras una década de trabajo, Edward Carey ha logrado desarrollar una historia inteligente, enigmática y detallista, con descripciones exquisitas donde, a veces, el uso de los sinónimos explota sobre el papel, y unas ilustraciones que parecen beber del frasco de tinta del mismísimo Edward Gorey.

Mi única pega es que me encuentro ante la primera parte de una trilogía que tardará algo de tiempo en continuar. Será mi gran enemiga la paciencia la que tendrá que darme algo de consuelo mientras espero a descubrir que más secretos esconde esta historia.