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Leer este libro de relatos de Cardin, significa estar dispuesto a mirar la realidad desde un punto de vista completamente diferente. Matt recoge la herencia de Lovecraft, fusionando el horror cósmico con el terror nihilista de su amigo Ligotti, creando una experiencia compleja y sobrecogedora que te deja noqueado al terminar cada una de las historias. Cardin es un gran conocedor de los textos sagrados y del pensamiento y la cosmogonía de diferentes religiones, y juega esa baza a la perfección, ya que en esa visión terrorífica propia, no existen libros apócrifos como el Necronomicón y similares, o grandes clásicos de los Mitos; aquí el libro maldito por excelencia es la Biblia, donde las sagradas escrituras son las que nos van a acercar a una locura y a un estado de alteración mental del que no hay vuelta atrás y al que el hombre, una vez que cruza ese velo, le va a ser imposible desandar el camino y no tiene más remedio que abrazar esa nueva verdad y aceptarla. La teoría de Cardin es que Dios, tal vez, no sea el Hacedor de todas las cosas, sino el vástago del Abismo, algo pretérito a él y que al final terminará por devorarlo todo. Sumadle a mis palabras que estos relatos provienen de los sueños o las pesadillas que el autor tuvo con un demonio que le visitaba en esa realidad onírica, y tendréis una mezcla perfecta para que os explote la cabeza. Actualmente Cardin está centrado en estudios y ensayos filosóficos y teológicos, relacionados con la realidad daimónica y el origen del terror, la inspiración creativa, lo terrorífico y sagrado de las musas… Si además de leer historias de terror os apasiona como a mí la teoría del horror y abrir la mente hacia nuevas corrientes de la ficción extraña, son de lectura obligada. No sabemos si Cardin volverá a escribir más relatos, porque esos demonios dejaron de visitarle y de mostrarle esas revelaciones, pero aunque sean relatos densos y no para todo el mundo, vale la pena saltar a ese Abismo de cabeza y dejar que te devore para renacer de las tinieblas, o para rendirse a la locura eternamente. Avisados estáis. |
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