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Un mecenas desaparecido, un cuadro famoso de viaje, un conservador asesinado y un inspector disperso entre temas privados y casos que no le corresponden por la implicación personal que conllevan. Este sería el punto de partida de una historia que se va enrevesando conforme se avanza en la lectura. Los capítulos se narran desde diferentes puntos de vista y en diferentes momentos, de manera que vamos conociendo a todos los personajes, sabiendo los derroteros por los que se mueven y dando algunas pinceladas en pasados misteriosos. La acción va yendo y viniendo, se van dando y quitando pistas tanto del caso como de los personajes para jugar al escondite con lo que está ocurriendo. A la vez, sabremos como es el mundo del arte y algunos de sus entresijos, las carencias de la aparente perfección, las dobles caras y la falsedad así como a un inspector Monfort que gusta de la buena cocina, se deja llevar por el dolor que le roe las tripas y se arma de paciencia con los temas familiares. Engaños, coincidencias, muerte y mentiras a la sombra de un cuadro misterioso y de una ambientación que va desde pueblos pequeños y perdidos a grandes capitales. Es el primer contacto que tengo con Monfort y su equipo y lamento que haya sido tan tarde, sin duda se merece una oportunidad y que lo lea en el resto de los casos. Se puede leer este caso de manera independiente pero hay cosas de los personajes que vienen de atrás y me gustaría saber. |
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