El linaje maldito

Si en algún momento de mis años de estudio, la figura de María de Avís pasó por ellos, la olvidé como tantos otros personajes, fechas, tratados y acuerdos de los libros de texto de Historia. Pero, tras leer esta novela, creo que será complicado que pueda olvidar a la mujer más rica de Portugal y peor tratada por su familia, encerrada en su torre de marfil —una expresión que no es literal—, y rodeada de oro y joyas, cautiverio, al fin y al cabo. Y, a título personal, como toda esta opinión, no creo que se tratase este abuso por tema económico, al igual que piensa su tía Catalina, todo era cuestión de venganza, utilizada como instrumento para herir a su madre Leonor de Habsburgo.
                Una novela de mujeres, María de Avís, que debe ligar su vida a la de un hombre,  criada y educada para este fin, ser la compañera de un rey y engendran tantos hijos como sea posible, de carácter enamoradizo, idealiza los retratos que recibe de todo posible pretendiente. Su tía Catalina pare hijos que no sobreviven a su madre. María Manuela que muere durante el parte, diecisiete años. Ana de Menzoda con trece años prometida a Ruy Gómez de Silva, treinta y seis. Violenta Gomes, encerrada de por vida en un monasterio por tener un hijo con el prior don Luis de Avís.
                Rafaela Cano ofrece una visión amplia sobre ese periodo de la historia, sobre la mujer en concreto, no solo reinas, infantas o nobles varias, amantes de reyes y ejecutoras de planes perversos en beneficio propio, sino también de mujeres del pueblo cotidianas. La mujer siempre en desigualdad con el hombre, lo vemos en la actitud de la Iglesia, su influencia es brutal, dirigida por hombres nobles y su doble moral ante el sexo, el goce y el disfrute.





                Pero de todas las figuras una destaca, Ana Loira, hija de Margarida la bruja que murió al traerla al mundo. Las mujeres siempre han sido las grandes cuidadoras de la familia, desde siempre, la medicina doméstica estaba en sus manos, se ocupaban de los enfermos de los monasterios y de los hospitales de pobres. Antes del siglo XIV las mujeres asistían en los partos, atendían la salud de hombres, mujeres y niños, testificaban como expertas ante las cortes judiciales y administraban medicamentos, pero se produjo el cambio, justo en este periodo de la historia.
                Ha sido una lectura fascinante y que puede parecer pesada por sus quinientas páginas, pero os garantizo que no es así, Rafaela Cano introduce detalles aquí y allá que enganchan al lector y piden más. No os he hablado de la Inquisición, y de lo que realmente fue, Bento, el mejor ejemplo, junto con un médico con más miedo que conocimientos. Y tenemos a Chico más visceral que raciona, a García de Orta, frey Atilio, freires, que no es lo mismo que frailes, descubrid por qué no es lo igual. La bondad de Nuno