«Oremus» de Eva Canel es un libro sobre pasiones y amor, religión y fe, política y sociedad, todo entremezclado en una narración que va saltando de personaje en personaje, de mente a mente, para relatar la historia de los Rengoitia y, en especial, de la joven, muy bella y muy muy cristiana, hija del marqués de Rengoitia, también sobrina y esposa (ojo) del hermano del noble, y que heredará el título del marquesado por azares desgraciados de la vida. Ella es Cecilia, una muchacha introvertida a la que comparan constantemente con un ángel de tan pura y ferviente devota que es, leal a dios y al «verdadero rey», en un tiempo de divisiones político-religiosas por las guerras carlistas. En la novela, las férreas ética y moral, atravesadas por un cristianismo exacerbado muy propio de la época, son obstáculos para la felicidad amorosa y vital —que parece ir siempre enlazado— de los Rengoitia. Podría decirse que, si estos quieren ser felices, deben traicionar la fe, la ideología, la familia, el nombre..., o aquellos de soledad y rezo desmesurado, que renuncian a las pasiones y deseos más profundos en nombre de dios, en nombre del deber, perderán la razón. Aunque es cierto que, en la obra, dejarse llevar tampoco parece ir a ningún sitio. Existe, pues, un limbo donde deber y felicidad no encajan fácilmente, solo la contención que no sobrepasa los límites, la corrección permitida, obligada, que marcaban los pilares de la tradición que antaño sostenían y definían nuestra sociedad, especialmente para las mujeres, sobreviven. Un retrato costumbrista, realista, de deseos cumplidos y reprimidos, donde la monarquía, la religión y los títulos lo son todo, donde la libertad de la mujer no está sobre la mesa, pues el rol femenino está definido por otros —hombres de poder político, religioso y económico—. Una narración sencilla que, pese a los temas controvertidos que expone como el adulterio o el incesto, para mí caía a veces en un ritmo demasiado lento. Pese a ello, tengo ganas de leer otras obras del catálogo de esta editorial que recupera y trae voces que deben hacer un alto y reclamar su hueco. (De hecho, los títulos de «Dostoievski, mi marido» y «María Magdalena» me llevaban rondando un tiempo). Así pues, un 3,5 NaN por aquí, si bien por la edición y el trabajo detrás (me encanta que incluya notas al pie) subo un poquito más. |