Oremus

Después de alrededor de ocho años leyendo, trabajando y obsesionándome con las novelas de adulterio decimonónicas, de repente llega una editorial que, justo después de sorprenderme con Blanca Sol, me descubre a Eva Canel. Antes de empezar os diré que una novela de adulterio escrita por una mujer es una auténtica rara avis, pero es que Oremus es mucho más que eso, pues combina lo mejor de las tradiciones española y portuguesa. Con las guerras carlistas de telón de fondo (conflicto cuyas implicaciones sociales describe de una manera magistral, por otro lado), Eva aborda algunos de los temas estrella de la literatura realista: el adulterio, el incesto, la influencia de la religión, la educación femenina deficiente...

Y así conocemos a Cecilia, digna vecina de Anita Ozores. Tras haberse criado en un convento, la joven marquesa vuelve a su hogar para descubrir la ceguera de su padre, literal y figurada. El marqués, un carlista acérrimo, pierde la vista mientras intenta ayudar a quien considera el rey legítimo. Pero esta ceguera lo afecta en más aspectos de su vida, ya que se niega a ver la infidelidad de su mujer. Cecilia, después de repudiar a su madre, se entrega a la oración y a su recién estrenado matrimonio. Sin embargo, las costumbres de Galicia no se aplican en Madrid, y la vida social que se espera de una mujer noble en una corte que todavía se está conformando no es compatible con la fe y educación de Cecilia.

La joven adopta el que supone que es el rol de esposa que la sociedad espera de ella. Y, ante la tentación, acude a sus confesores en busca de ayuda y guía. ¿Y cuál es el camino que le marcan hacia la salvación? El mismo que a Anita, la oración (oremus) y los exámenes de conciencia. Su fe inquebrantable la encierra en casa y la hace castigarse ante el altar de su habitación durante horas. ¿Será suficiente para salvarla del demonio de lo exótico?