Oremus

Hay obras que no pueden llegar a tu vida en el mejor momento. Así me ha sucedido a mí con Oremus (Editorial Espinas, 2021), de la asturiana Eva Canel (1857-1932). Una mujer rompedora, valiente, autosuficiente y poseedora de una mirada aguda y crítica, que compartía sin tapujos en sus escritos. Aunque su matrimonio con el político progresista Pedro Periñán Bruxó podría hacernos creer que su existencia fue fácil, lo cierto es que el exilio y una prematura viudedad le permitieron conocer diversos países latinoamericanos y también ejercer labores periodísticas en el Nueva York de finales del siglo XIX. Supongo que os preguntaréis cómo no habéis conocido a semejante autora hasta ahora. Pues aún nos queda mucho que contar.

Oremus (1893) se publica por primera vez en España, 130 años después de haber visto la luz en Cuba y sin que su autora llegara a publicar sus obras en España. En ella conoceremos a los Marqueses de Rengoitia y su familia. Marcada por un control, económico y psicológico, abusivo por parte de la iglesia, tanto a través de padre Vigil como del padre Regúlez, uno en el señoría y otro, en Madrid, en una lucha sin piedad por el poder.

Los círculos burgueses, hipócritas, acomodados en una falsa realidad de terciopelo y oropeles, se consumen entre el ocio vacuo y la más acerada crítica a sus iguales. Todo está bien si se hace con discreción y puede pasar del pecado a la absolución -crimen por medio- solo por la decisión que más interese al sacerdote de turno. Obviamente, la ciencia, el progreso, la caridad que refleja el doctor Vidaurre no solo está mal vista, dada su posición de hijo de indiano, también es admirada -como una nueva distracción- en la ciudad.

Cecilia, el personaje protagonista, sale del convento para encontrarse con una familia que no es como esperaba y debe hacerse cargo del marquesado en trágicas circunstancias. Agota su juventud entre rezos -a los que la empujan sus respectivos confesores-, desesperando a su marido y siendo contemplada como una enferma por el hombre al que ama. Su huida -otro imposible- la conducirá a ese infierno que ella ha tratado de evitar a lo largo de toda la novela.

Amantes de las obras realistas o naturalistas, del siglo XIX -y sus luces y sombras- y, sobre todo, de las mujeres que escriben -y cómo escriben-, no os podéis perder esta joya. Hacedme caso. No os arrepentiréis.  Y muchas gracias a la Editorial Espinas por este descubrimiento.
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