Este ensayo de Camus explora la situación del hombre en el mundo y establece que se trata de una condición absurda dada por el contraste entre la obsesión del hombre de controlar y ordenar racionalmente la realidad, y el carácter rotundamente irracional de esa realidad que se revela una y otra vez. Aceptar esa contradicción es quedar cara a cara con una verdad muy dura: para el hombre no hay trascendencia, ni sentido último, ni verdad absoluta alguna más que la certeza de la propia finitud, o sea, de que todos vamos a morir. Enfrentado así de la manera más brutal a la realidad absurda, el hombre consciente tiene dos caminos: suicidarse, o resistirse, desafiar a esa realidad viviendo deliberadamente, acumulando tantas experiencias como le sea posible, en abierta rebelión a su incierto destino y a la indiferencia del mundo. Me gustó mucho más que las ficciones que leí de Camus, así que creo que me quedo con el filósofo más que con el novelista.
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