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Paloma Echeverria es una chica que trabaja como bibliotecaria y lucha contra la economía de España en 1992. Cansada ya de hacer malabares para pagar su alquiler y poder subsistir, decide cambiar de trabajo. Es ahí cuando se topa con el anuncio de una fundación que esta en busca de una bibliotecaria en Paraguay. En menos de dos meses, Paloma se embarca en la aventura hacia el Guairá, un pueblito en el centro del país. Allí descubre ciertas cosas que cambian su vida por completo. En el Guairá, la gente habla guaraní (idioma que ella no comprende), no existen televisores, teléfonos ni computadoras, Paloma debe aprender a vivir sin ciertas comodidades. Y además, la naturaleza esta por todas partes. La trama me pareció excelente, pero no termino de convencerme. A ver, el libro tiene 180 páginas y pasan muchas cosas para ser un libro tan corto. La mayoría de los sucesos quedan en medio de la nada, no tienen conclusión alguna. El final del libro es apresurado y no se entiende tanto. Pienso que la autora podría haberse explayado más porque toca varios temas interesantes. Quisiera haber conocido más a los personajes y la cultura en la que viven. Siendo así, es un libro que leí una vez y que de seguro pronto se me va a olvidar. Había mucha trama y potencial en estas páginas, es una pena que haya sido más largo. Los personajes me gustaron bastante pero como dije, no terminé de conocerlos del todo exceptuando a Paloma, a quién adoré por completo salvo por un suceso que pasa a mitad del libro y queda en la nada, algo fuerte y a lo que la autora no le dio importancia. Las descripciones del libro sobre el Guairá son excelentes y me permitieron imaginarme el lugar a la perfección. Me encanto que se hablará tanto de la naturaleza y de su importancia. |
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