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“Al oeste del Guairá”, de Gimena Campos Cervera es una novela de aventura muy particular. Y es que a diferencia del tono ligero típico del género aventura se llegan a tocar temas profundos, traumáticos y siniestros, pero manteniendo una escritura sencilla y directa del género que despista un poco. Así como el paisaje natural de Guairá presenta sus “saltos” (las cataratas) en la novela, esta última realiza un salto entre sus dos mitades. La primera mitad de la novela es una lectura muy ligera, no hay conflicto serio. La protagonista es Paloma, una española que trabaja como bibliotecaria en una ciudad habitada por una cuantiosa cantidad de inmigrantes. al tener contratos temporales en el trabajo, ella desea conseguir algo más estable que la ayude a llegar con mayor tranquilidad a fin de mes. Esto la lleva a postularse a un extraño trabajo que implica trasladarse al Paraguay. Cuando consigue el empleo y conoce el lugar se encuentra con otro paisaje, otra cultura, otras costumbres. Aparece un romance con un lugareño y otras cosas que mantienen un tono muy ligero, como decíamos. Todo esto nos hace pensar que por ahí seguirá la historia. Pero no, llega el salto. A más o menos mitad de novela aparecen los conflictos graves, una represa amenaza acabar con el hábitat natural de los animales y las majestuosas cascadas del lugar, inundando al pueblito paraguayo en el proceso. La gente del pueblo se divide entre quienes quieren dejar su hogar con promesas, no muy certeras, de una vida mejor y quienes quieren mantener sus tierras. Nuestra protagonista, que hasta ahora no ha sufrido ningún percance serio, se enfrenta a abusos, amenazas, peligros reales de daño y muerte. Cambia el tono a situaciones dramáticas, pero la escritura sigue siendo la misma. Esta segunda parte es como leer un drama escrito al estilo novela clásica de aventuras: no hay suspenso, manejo de los tiempos, tensión, profundidad, complejidad en la trama, matices, etc. Aún así, los hechos se suceden de manera frenética en esta segunda parte y difícilmente el lector no esté super pendiente de cómo avanza la trama, que engancha muchísimo. Creo que esta clara división de la novela perjudica el resultado final. Debería haberse optado por una de dos opciones: o mantener el tono ligero de la primera mitad, obviando situaciones traumáticas y dramáticas tan crudas; o por el contrario crear una novela dramática desde el inicio, dándole un tono más “serio” a la trama y la escritura desde la página uno. El desarrollo de los personajes es ambiguo, prácticamente la protagonista es la única que se desarrolla y ni de ella sabemos tanto: desconocemos gran parte de su historia de vida, sus pensamientos, sus sensaciones y deseos. Hay cierta evolución del personaje, a la par que va adaptándose a su nuevo entorno, pero tampoco asistimos a un gran crecimiento. Los personajes secundarios apenas si están desarrollados, como decíamos, poco sabemos de sus historias, motivaciones, ideas, sentimientos, etc. Y todo esto porque en la novela se prioriza la acción y las descripciones de lo externo, de los sucesos, de los paisajes. No es una mala novela y menos siendo una primera novela. La lectura es amena y disfrutable. La historia atrae. Es una lectura que recomiendo, pero no puedo dejar de pensar que estamos ante un híbrido que es mitad novela para jóvenes bien escrita y mitad novela dramática oscura y fuerte, destinada a un público mayor (por sus tópicos) y mal lograda. |
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