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Crítica de Yolib


Yolib
20 July 2022
LA EXCURSIÓN A TINDARI es una novela genial, se disfruta cada una de sus líneas, Andrea Camilleri es un verdadero maestro, “u Signiruzzu”. Encontramos en ella datos de una cultura extraordinaria como cuando Montalbano habla de Gertrude Stein y menciona su famosa frase "Rosa es una rosa es una rosa es una rosa"
El empleo de términos exquisitos y añejos “pág. 88: adamantina honradez de hombre y de servidor del Estado”. O de expresiones floridas como cuando describe a Beba: “¿Cómo puede alguien sentir celos de un jazmín de Arabia?”, hacen de esta novela una maravillosa lectura.
Camilleri hace que Montalbano se enfrente a la decisión de Mimì Augello, que quiere pedir un traslado por el enamoramiento de una policía de Palermo, eso le sume en una gran tristeza. le dolía que el equipo unido y compacto, que había conseguido reunir en Vigàta se deshiciera, además Mimì era más que su amigo, era un hermano pequeño. Camilleri pone en labios de Montalbano una frase para dirigirse a Facio, que nos define muy bien qué clase de relación tiene con sus hombres: “pág. 68: Y no me obligues a decir que es una orden, porque me cabreo a más no poder cuando me obligáis a decir esas cosas”.
Entonces, en el curso de la investigación, aparece una testigo, que a juicio de Montalbano era una auténtica maravilla de Dios, y en la página 58: “Fue entonces cuando el Demonio, el de la d'mayúscula, se materializó al lado de Montalbano”, consigue que Mimì y ella se conozcan, con lo que definitivamente el subcomisario Augello se olvida del traslado.
Esta es la 5ª novela de la serie Montalbano, publicada en el año 2000 y en su final, cuando el comisario recapacita en su reacción y en la de Mimí, ante todo lo sucedido, le reconoce su preparación y sus capacidades: “No, la razón era mucho más sencilla, la diferencia de edad. Él era un cincuentón y Mimì un treintañero. Augello ya estaba preparado para el 2000, mientras que él jamás lo estaría”
En esta ocasión, el comisario Montalbano y su equipo han de investigar un asesinato y la desaparición de unos ancianos, vecinos del mismo edificio. ¿Están los dos casos relacionados? Y ¿Qué tiene que ver la mafia en todo esto?
Montalbano se ve obligado a entrevistarse con Balduccio Sinagra, un anciano mafioso de lo más sanguinario, que quiere involucrarlo en un problema personal. El diálogo que tienen en las páginas 46 y 47 el abogado Gutadouro, del mafioso, y el Comisario es sublime. En la novela, además hay momentos esclarecedores: -----“Pág. 182: Japichinu, nieto del mafioso, que lo ha hecho matar, no por escrúpulos morales, sino porque su nieto, gracias a su alianza con la nueva mafia, habría podido liquidarlo cuando quisiera”. Y también hay reacciones del Comisario (del autor) ante la barbarie humana, cuando dejan sus intereses en manos de esa organización criminal, sobre todo en el final, cuando descubre por fin el entramado que tienen montado en esta ocasión y que no desvelo para no destripar el final de la novela “pág. 172: empezó a vomitar. Vomitó y vomitó y le pareció que estaba vomitando todo el tiempo de su vida y que iba retrocediendo progresivamente hasta llegar a las papillas que le daban en la infancia, y, cuando se hubo deshecho también de la leche de su madre, siguió vomitando amargo veneno, hiel y puro odio reconcentrado”.
Un auténtico placer sumergirme en el universo de la Comisaría de Vigàta y de sus personajes.




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