La búsqueda del tesoro

«¡Pecadores, arrepentíos!» Eso rezan los carteles que Gregorio y Caterina Palmisano, dos hermanos septuagenarios enloquecidos, han colgado en el balcón de su casa antes de empezar a disparar indiscriminadamente a todos los que pasan por la calle. Ese es el punto de partida de la búsqueda del tesoro (2010), la decimoséptima novela de la saga Montalbano.

Los ancianos, que por suerte no tienen buena puntería, son arrestados por la policía. al registrar la vivienda, los agentes se encuentran con un bosque de crucifijos y una muñeca hinchable a la que le falta un ojo. Una escena tan grotesca como escalofriante.

El suceso queda en una simple anécdota, insuficiente para agitar el aburrido sopor en el que se halla inmersa la comisaría de Vigatà. Tanto es así que incluso Salvo Montalbano está pensando en tomarse unas vacaciones para visitar a Livia. Pero los planes habrán de posponerse cuando llega la noticia del hallazgo del cadáver de una chica en un contenedor de basura. Un cadáver que no es tal, sino de nuevo una muñeca hinchable, exactamente igual a la encontrada en el piso de los Palmisano.

En medio de esta confusión, Montalbano empieza a recibir una serie de mensajes anónimos en forma de adivinanzas y enigmas a resolver. Puede que el remitente sea un loco o un bromista, pero el olfato del comisario sospecha que hay algo peligroso detrás. Así que acepta el juego. Adiós a las vacaciones.

En comparación a las novelas anteriores, en La caccia al tesoro Camilleri recupera su vena más noir, mientras que el protagonista da una tregua al lector en sus continuas y amargas quejas sobre el paso del tiempo y la vejez. Tal vez la intervención de Ingrid Sjöstrom, recuperada felizmente para esta historia, tenga algo que ver en ello.

En general, es una novela con más acción que reflexión, como las del principio de la serie, con escenas realmente divertidas (no necesariamente protagonizadas por el inefable Catarella) y con mucha intriga. Bien escrita, como siempre. Para leer de una sentada, aunque un buen fan de la saga se recreará en cada escena, disfrutando de los guiños que nos lanza el autor y de la riqueza del universo Montalbano.
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