Aunque fue algo desconcertante al principio y lento en ocasiones, es un libro que recomiendo a los amantes de los peludos. Te ríes con las ocurrencias perrunas, ya que la novela es enteramente vista (y sentida), desde los ojos de un perro que se va reencarnando durante toda su existencia, buscando su propósito vital. Desde un cachorro callejero que observa de primeras la vida que le ha tocado entre "humanos" y otros animales. Me encanta porque visibilizar la problemática de los abandonos y las perreras; como también las casas de acogida, y todo el universo de las asociaciones y/o cuidadores de animales (animalistas, que no somos tan malxs). Los perros son considerados como el mejor amigo del hombre, ya que detectan nuestro estado de ánimo y SIEMPRE están dispuestos a darnos su amor incondicional. Toby, Bailey..Chico resulta ser un can al que terminas adorando y, si los tienes -o has tenido-, viéndolo en tus peluditos. La historia es muy tierna, profunda, entrañable, emotiva; con personajes muy bien formados y complejos. La ambientación perfecta y muy currada. El final es sencillamente precioso. A la pregunta: ¿que si lloré? Obvio, cuando se trata de esta temática y yo que no necesito mucho... Ojo, que también reí a carcajadas. Así como me ha ayudado a superar y ver con otros ojos la repentina pérdida de mi pequeño... Nos volveremos a encontrar, Toby. |