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Esta es la primera novela de su autor no adscrita a un género concreto; una novela fortísima, pavorosa, demoledora. Es de lectura grata, trepidante, llevados por su estilo depurado de florilegios inanes pero que no resulta en ningún momento vergonzante (lo que yo llamo escritura "funcional"; aquí es mucho más que eso, un logrado equilibrio entre mis expectativas): despojado al mínimo de descripciones y excursos, su elección del tiempo presente le confiere una agilidad muy valorable, al igual que el hecho de que los diálogos aparezcan "seguidos", sin marca alguna, dejándonos muy claro cuál es la voz de cada personaje. También me gustaría destacar su estructura, con esa mezcla de acontecimientos y recuerdos bien imbricada, sin ánimo de descubrir ningún Mediterráneo pero que van encaminando la trama al paulatino descubrimiento de ese suceso deliberadamente sepultado, tan revelador y tan vergonzante. Mención aparte se llevan las dos fiestas (¿o debería decir tres?) a las que acudimos, auténticos Scila y Caribdis de este viaje del "héroe". El tratamiento de los personajes es otro de sus puntos fuertes: el personaje principal, Elías, es un sujeto pasivo, inseguro, a poco de tener la edad de Jesucristo y sabedor que se le está escapando su futuro, acomplejado por su dermatitis en una metáfora que resume su descontento y su rasante autoestima. JD, una leyenda en el campus, la verdadera protagonista que guía a nuestro antihéroe, con entusiasmo e ímpetu: la personificación de la artista rompedora y sincera, auténtica en su afán de romper barreras. Luego están los secundarios, en especial los desternillantes miembros del curso que imparte un ucraniano ("feliz" coincidencia) aspirante al premio Nobel que nos regalará varios de los momentos más teóricos, más interesantes de la novela en su nivel metaliterario (nada intrusivo, por cierto); también hay un puñado de reflexiones sobre el feminismo y nuestro papel en la vida, que siempre son bienvenidas, y que aquí aparecen del modo más oportuno y atinado, en mi humilde opinión. En resumen, esta pequeña historia a caballo entre Myrtle Beach, esa ciudad abyecta y envilecida, y Morningside Heights, el paraíso bohemio (atentos a la aparición estelar del Tom's dinner), representa para mí un albadonazo inolvidable, una llamada a seguir la pista de este Autor. |
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