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Crítica de Guille63


Guille63
21 March 2023
Ya no tengo ninguna duda de que los personajes de Caldwell inspiraron a los creadores de Homer Simpson. Si en El camino del tabaco era Jeeter Lester, aquí nos las tenemos que ver con Ty Ty Walden, un Homer cuya venenosa gracia radica en la enorme diferencia que existe entre el mundo que él lleva en la cabeza y la realidad, y la forma en la que, por el “requeteputo infierno” , ambas versiones acaban confluyendo. Un idiota, aunque no tanto, supremacista, machista y de buen corazón a pesar de las muchas barbaridades que piensa, dice y hace.

“El misterio de la vida humana no era ni por asomo tan oscuro para él como para la mayoría, y le asombraba que los demás no lo vieran tan claro como él.”

Muestra de todo ello es esa parcela de un acre de su propiedad que reservó para Dios en el mismo momento en el que compró la tierra con la promesa de entregar a la Iglesia todo lo que esta produjera. Bien es verdad que la Iglesia nunca ha recibido nada. Ty Ty nunca dispuso del tiempo necesario para explotarla. También es verdad que cambiaba la parcela de sitio cada vez que precisaba de ello y precisó muy a menudo. Llevaba más de quince años buscando oro en sus tierras, sin que el fracaso continuado hubiera menguado sus esperanzas de éxito.

Sí, Ty Ty sufre la fiebre del oro, “esto es un hecho”, una fiebre que no atiende a razones y que le empuja a llenar de agujeros su propiedad, subsistiendo gracias a la explotación de sus apareceros negros, y que le llevó a secuestrar a un albino por las excelentes cualidades que estos seres reúnen para la búsqueda del oro. Pero no es esta la única fiebre que se representa en la novela, y aunque también se plasma con toda su crudeza la fiebre capitalista que no respeta vidas en busca del máximo beneficio, la otra gran fiebre que sufren los protagonistas de esta novela, tanto masculinos como femeninos, es la fiebre sexual.

“Alguien nos ha jugado una mala pasada. Dios nos puso en cuerpos de animales, pero quiso que nos comportáramos como personas. Ese fue el principio de todos los males. Si Él nos hubiera creado como somos, y no nos hubiera llamado personas, hasta el más tonto de nosotros sabría vivir… No puede hacer ambas cosas, sólo una o la otra. O vivir como nos crearon, y sentir lo que se es por dentro, o vivir como dicen los predicadores y morir por dentro… Dios creó chicas bonitas y creó hombres, y con eso bastaba. Cuando uno toma a una mujer o a un hombre e intenta quedárselo sólo para él, no va a encontrar más que problemas y dolor el resto de sus días.”

Los hombres dan rienda suelta a sus pulsiones lujuriosas, las mujeres las precisan, y lo que podría ser muy simple se vuelve muy complicado. “Tan cierto como que dios creó los Cielos, la Tierra y las manzanitas verdes.”
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