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Miguel Márquez es un pianista profesional de poco más de cuarenta años que se ve arrastrado por su amigo Enrique Soto a Sitges, al palacete modernista de Vera para amenizar las veladas de una convención de origami. Vera Dalmau, la propietaria del lugar, era una mujer de una belleza deslumbrante y serena. A pesar de lo excéntrico del lugar, de la situación y de los personajes, es a partir de este momento cuando la historia se complica: el alfiler con forma de pájaro de casi mil años de antigüedad que el exmarido fallecido de Vera le había legado en herencia es robado del dormitorio de la dueña, de la urna irrompible de policarbonato en la que descansaba. Pero eso no es todo, la calma del palacete Dalmau-Asís también se ve turbada por los mensajes amenazadores que Vera comienza a recibir. ¿Quién le desearía el mal a aquella mujer, tan bella como inteligente, que parece hipnotizar a toda persona que la conozca? ¿Están relacionado el robo del alfiler con estos anónimos? Para investigarlo, el pianista contacta a su amiga Cayetana Garcés, una inspectora que solicita una excedencia de la policía para retirarse en Cefalonia. Lo que podría parecer una interrupción en el paraíso, la joven lo interpreta como la oportunidad de un cambio de ritmo y el rescate del aburrimiento en el que se había convertido su retiro de seis meses ya. Miguel y Cayetana viajan juntos a Sitges para, juntos, intentar averiguar qué se escondía detrás del robo del alfiler y de la desaparición simultánea de Enrique. ¿Había robado él a su antigua amante? Con un ritmo trepidante y una narrativa adictiva, Calabuig y Navarro crean un caso aparentemente sencillo que se va complicando a medida que avanzamos en la historia y que necesitará de toda la perspicacia de Cayetana para ser resuelto. Todo ello reforzado por unos personajes muy bien construidos, por una interesante escena de costumbrismo en la que se nos relata la una noche de la Semana de cine fantástico de Sitges y muchas, muchas aventuras. |
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