Por fin me encuentro con una protagonista atípica, real y diferente. Una mujer que se reconstruye a sí misma después de los cuarenta, viuda y con una hija adolescente, que decide salir de una zona de confort que han amueblado por ella pero sin contar con ella y luchar contra ese vértigo constante que frena todos sus pasos. Una nueva vida en un pequeño apartamento en Nothing Hill, un nuevo trabajo, nuevos amigos, nuevas metas y él. Alan tiene una premisa, divertirse y ser feliz sin pensar en el mañana, pero su teoría se viene abajo como un castillo de naipes cuando la conoce a ella. Lectura más que recomendada, he adorado a Nora, Alan (suspiro..) y sus perfectas imperfecciones, he odiado muy fuerte a Camille, tanto que si me la cruzó en algún momento de mi vida le pego un chicle en el pelo (como mínimo). Y por último pero no por ello menos importante me declaro fan incondicional de Ursula, la diosa de la vida, esa amiga que nunca te dirá lo que quieres oír pero sí lo que piensa, la que no dejará que te rindas, la que te levantará cuando te caigas y si no puede haverlo se sentará a tu lado y descorchará el vino. Muchísimas gracias por contar conmigo para el viaje de Nora. |