Este cómic es ideal. Una historia que ilustra a la perfección esa relación con nuestras mascotas (en especial, si, los perretes). Su amor incondicional a pesar de cómo se les haya tratado. Es un canto, sin lugar a dudas, a esa responsabilidad de la que tenemos que ser conscientes, a estos pequeños (y no tan pequeños) seres que nos cambian la vida y con los que creamos un vínculo que mucha gente puede infravalorar, pero que es real, y está ahí. Una lección, la importancia de adoptar y salvarle la vida a un animal que, de una forma u otra, hace la nuestra mucho mejor. Y una denuncia al maltrato animal que sigue estando tan presente aún hoy, por desgracia. Es una historia de adaptarse a los cambios, aprender, y en especial, no juzgar e intentar respetar más a los demás, sean de la especie que sean. Con un dibujo y colores espectaculares, la autora muestra de una forma realmente tierna, divertida, y a su vez sencilla, como es el día a día con estos animales: a veces desquiciante, no voy a mentiros, pero siempre merece la pena. |