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Crítica de Noni


Noni
24 October 2021
Lector, si crees que en este libro solo vas a encontrar referencias a tomateras, métodos de cultivo, o condiciones de riego, estás muy equivocado, porque el autor es filósofo, y éste siempre mira el mundo desde una perspectiva muy particular, haciendo de lo simple algo complejo y bello, pues el mismo conocimiento es fuente de belleza... ¿Existe algo más bello que la contemplación de la naturaleza?
El Byung-Chul Han que escribe este libro vive en Berlín, y un buen día decide dedicarse a la jardinería pues añora la cercanía terrena, ese sentimiento de pertenencia que genera el embadurnarte las manos con mantillo cuando estás con las macetas, vaya. Su experiencia durante tres ciclos estacionales cuidando el jardín que llamaría Bi-Won (Jardín secreto) están narrados en Loa a la tierra, un diario de jardinero (el último capítulo, y más extenso, de hecho se llama así) donde asistimos a la satisfacción por el trabajo manual, la recompensa en forma de fragancia, color, o simplemente ver nacer un pequeño brote en pleno invierno. Si, esto es importante, su jardín es de invierno, las flores y plantas que allí cultiva soportan las heladas y el clima extremo de la ciudad alemana, y él no se cansa de repetirlo, satisfecho por comprobar como ni siquiera las nevadas más grandes tronchan algunas de las flores más hermosas que atesora.
¿Y cómo es el resultado literario de un filósofo metido a jardinero? Una mezcla encantadora de nombres botánicos (prímula, arañuela, forsitia blanca, acónito de invierno, madreselva...) citas literarias (el Hiperión de Hölderlin de manera preeminente), pensamientos filosóficos (algunas flores poseen algo de metafísico) y conmovedoras declaraciones personales (no le gusta viajar, ni el calor, prefiere la sombra, y odia las hojas del roble por ser demasiado toscas), entre las que destaca la crítica al digitalizado mundo en el que vivimos, y al ser humano en general: "Lo único que estropeaba la fragante calma de la naturaleza fue la penetrante pestilencia de lo humano, incluso de lo demasiado humano."
Los primeros capítulos son muy hermosos, pero el capítulo final, el diario del jardinero, en algunos momentos resulta un tanto reiterativo. Aún así merece la pena leerlo, resulta apacible y hermoso sumergirse en un jardín, aunque sea de invierno.
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