Chico Bizarro y las moscas

“No tengo título no tengo estudios extraescolares mi experiencia laboral es una lista de estafas y delitos”.

[Muchas gracias a la Masa Crítica de Babelio y a la editorial Calla Canalla por confiar en mí para leer y reseñar esta obra de arte.]

Llevar una vida al margen de la ley (robando patrimonio nacional de Paraguay para venderlo al mejor postor, o traficando con animales en peligro de extinción), ha llevado a Chico Bizarro a  ser un gángster respetado, millonario y con poder. Ha conseguido huir de la pobreza y tener en sus manos todo lo que siempre ha deseado. Bien, todo no. El amor de Soledad, la arpista de un solo pecho, se le resiste por más que Chico se empeña una y otra vez en conquistarla.

Bajo esta premisa, Mónica Bustos teje una historia un tanto sórdida, cruda y descarnada, que a ratos recuerda al cine de Tarantino y a ratos al de los hermanos Coen, aunque conservando siempre su propia voz. En la novela, Chico Bizarro va viajando hacia el pasado explicando su vida delictiva en un Paraguay empobrecido y corrupto, las fechorías cometidas junto al extraño elenco de personajes disparatados de los que siempre se ha rodeado, y sus intentos por conseguir el amor de Soledad, haciendo oscilar la narración de forma magistral entre lo sórdido y lo romántico.

Desde el punto de vista de la narratología, ‘Chico Bizarro y las moscas' es una novela prodigiosa. Es uno de los libros más complejos que he leído nunca. Si por algo me ha parecido una obra de arte es, sobre todo, por la estructura. La arquitectura textual de esta novela me ha dejado sobrecogido. Contruida de forma fragmentaria, la historia se sirve de un estilo narrativo muy sofisticado, con constantes saltos de temporales, de narrador y de localización, incluso dentro del mismo párrafo o separados apenas por un punto y aparte. El esfuerzo que Bustos exige por parte del lector lo recompensa con creces con un texto rico en técnicas narrativas a quienes disfrutamos con la buena literatura.

Si toda la novela es un impresionante ‘tour de force' narrativo, el capítulo ‘Vorticismo' es algo sobrenatural, extraterrestre. Además de los constantes saltos temporales y de localización que encontramos en todo el texto, el capítulo más largo de novela suma, además, la inexistencia de párrafos ni signos de puntuación (apenas algunos signos de interrogación y exclamación). Ni puntos, ni comas ni párrafos en un capítulo que riza el rizo desde el punto de vista de la narratología y del que Bustos, pese a la complejidad de la apuesta, sale victoriosa regalando a la novela un capítulo memorable.

La novela, pese a ser un desafío lector de primer orden, se devora. Como lector quieres seguir indagando sobre el origen de todos los temas que se plantean al inicio de la novela, avanzando poco a poco hacia el pasado. Cuando el protagonista ya no puede viajar más atrás en su vida, regresa al presente para poner el broche final con un último capítulo inolvidable, con un flujo de conciencia de Chico Bizarro desbocado que no permite tomar un respiro hasta el punto y final.

La novela es tan grande que siento que no he podido abarcar en esta reseña ni un 1% de todo lo que es remarcable en esta novela. Si tenéis ganas de leer un libro que os desafíe como lectores, tenéis que darle una oportunidad. Vais a gozar y a alucinar a partes iguales.