Veo veo

De nuevo Masa Crítica me ha dado la oportunidad de conocer la pluma de una escritora que ha logrado maravillarme con una obra tan difícil de encasillar como es Veo Veo. Sin bien en principio pensé que iba a encontrarme con una novela negra que, aunque ambientada en el Madrid de los 90, tendría ese eco de los guiones de películas en blanco y negro que tanto he disfrutado siempre; enseguida me di cuenta de que estaba bastante equivocada y que lo que tenía entre manos era algo mucho más original y complejo. También me gustaría destacar la edición de una novela que, a pesar de ser de formato pequeño, me ha enamorado con sus ilustraciones, su edición en un papel grueso de muy buena calidad y unos capítulos cortos de ingeniosos títulos.

Ambientada en la capital de la “Movida” pero ya en los últimos coletazos de este movimiento tan genuino, seguimos a Vania Barcia, una ejecutiva que se encuentra en medio de una rocambolesca historia para cuya resolución deberá contactar con pintorescos personajes y recorrer de nuevo los ambientes nocturnos más destacados del Madrid de la década anterior. A través de sus ojos viviremos una misteriosa historia de complicada resolución, pero también conoceremos el ambiente y las interacciones en el seno de la nocturnidad más loca de la época.

Precisamente en esta ambientación quisiera detenerme porque me ha parecido un gran acierto que la autora haga un análisis contemporáneo a la fecha de redacción de su novela, presentándonos situaciones realmente peculiares y que, si bien evidencian la realidad de una “Movida” un tanto de capa caída, es imposible que no logre arrancarnos una sonrisa en más de una ocasión. Lo que nos dibuja es un contexto estrafalario, el de los “garitos” más famosos del momento con personajes que buscan atención constante de una manera no carente de patetismo. Y es precisamente en esa búsqueda de atención donde considero que debemos poner énfasis. Ante todo, creo que la novela trata de esa necesidad casi patológica de ver y ser visto. Es a través de los ojos de Vania cómo nosotros conocemos los entresijos de su entorno, pero sobre todo es la mirada de los demás lo que condiciona y hasta mueve su vida hasta límites insospechados hasta el final de la novela.

Por otro lado, el estilo de escritura de Gabriela Bustelo, utilizando jerga de la época y sobre todo su lenguaje realista sin ceñirse a las reglas ortográficas básicas me ha resultado todo un acierto. En cuanto a los personajes, el libro sabe mantener el misterio hasta sus últimas líneas y hasta el propio argumento se nos antoja una incógnita a descubrir según avanzamos por sus renglones. Su final no me ha decepcionado en absoluto y ha sido la guinda perfecta para coronar un libro tan marcadamente peculiar. Debo señalar que, aún sin tener nada que ver el argumento, ha habido algo en su desenlace abierto que me ha traído reminiscencias del archiconocido American Psycho de Bret Easton Ellis. En cualquier caso, la autora ha conseguido que casi de manera compulsiva no pudiera apartar la vista de la curiosa vida de Vania Barcia, algo muy acorde con la trama y honrando las peculiaridades de esta apasionante protagonista.