La buena tierra

Decían que nadie conocía China como Pearl S. Buck y ‘La buena tierra' es una muestra maravillosa para validar la afirmación. Interesarse por este libro parte precisamente de allí, de descubrir cómo es que la autora nos lleva por ese mundo. Pero este libro es más, mucho más.

Una sociedad rural atrapada entre el amor y el deber, entre la tradición y la novedad, entre ‘lo que debe ser' y ‘lo que puede ser'. Contrastes profundos y arraigados en Wang Lung (protagonista del libro), casi tan arraigados como la tierra que labró, cuidó y mantuvo durante toda su vida. Y es esa tierra, un personaje en sí misma, cuya presencia nos rodea y atrapa, el eje central de una familia, de sus triunfos y derrotas.

Un libro que trasciende a su época y geografía, pues es la condición humana, la forma en la que la autora trata los sentimientos, las emociones, lo que hacen que este libro se aferre a nosotros. Son sus voces y silencios, sus acciones, temores y alegrías, las que hacen que esta historia sea tan grande. Pearl S. Buck entra como nadie en aquello que llamamos 'humanidad', y a través de esos personajes, perdidos en algún punto del tiempo y en algún punto de la China rural y precomunista, somos capaces de reconocer que todos, da igual dónde o cómo, todos buscamos lo mismo: poder ser lo que somos y vivir en paz.