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George encuentra a su mujer muerta y va corriendo a pedirle ayuda a sus vecinos, incluida la policía, que intentarán resolver lo que ha ocurrido en esa casa. al ser el principal sospechoso, decide mudarse con su hija a la casa de sus padres. A partir de ahí, la historia cambia completamente. En vez de seguir una investigación por lo sucedido, nos adentraremos en el pasado del matrimonio desde que llegaron a ese pueblo. La investigación pasará a un plano secundario. Conoceremos el pasado de los habitantes del pueblo, pero sobre todo, de George, Catherine y Franny. Éstas sentían presencias en la casa, y Catherine pensaba que se estaba volviendo loca. También están los hermanos Hale, que antes eran propietarios de esa vivienda. Tuvieron que abandonar la granja por las deudas que tenían. El personaje que menos me gustó fue Catherine. Es un personaje que me enerva demasiado. George me encantó y lo odié por igual, no sabía que esperarme de él. Y Franny, a mí esa niña no me ha gustado, no he podido encajar con ella. Sin olvidar a los hermanos Hale (Eddy, Wale y Cole) , me encantaron de un modo sorprendente. Y tendrán demasiada relevancia en la historia. Lo que más me ha encantado del libro es la psicología de los personajes, ya que prácticamente, te mete en la mente de ellos y que empieces a conocerlos. No hay nada que no me haya gustado, ya que como el título del libro lo indica, todo son apariencias. Habla sobre el maltrato, el matrimonio (de los años 70), como vivía una mujer, en esa época, casada y que fuera católica. Un thriller psicológico que os encantará, sobre todo, si os gusta que se centre más en los personajes de la historia que, en este caso, la investigación por el asesinato de Catherine. |
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