El símbolo perdido

Si alguien me preguntase que tal está el libro le diría que bueno... es un libro de Dan Brown. Tras leer unos cuantos eso ya es una definición en sí misma.
Va a seleccionar sus temas habituales, la religión, la masonería, la simbología y el ocultismo y va a añadir algún tema complejo y desconocido, en este libro las ciencias noéticas. Los retuerce, los tergiversa, insinúa y deja caer cosillas, enigmas por aquí, conspiraciones por allá, y por supuesto hace alguna referencia al Infierno de Dante, que eso siempre viste mucho.
Unos cuantos personajes extremadamente brillantes, de esos que cada vez que hablan dan una lección magistral. Y en este libro hay muchas. Todas sus conversaciones son un concurso de divagación.
Son tan tremendamente inteligentes que solo tienen que pensar un par de minutos y todo está claro como el agua y la solución siempre la tienen delante de sus ojos.
Y por supuesto el malo de turno. Él cree que es un iluminado con una gran misión pero realmente lo que tiene es una avería mental importante.
Luego, como siempre, hace a Robert Langdon correr como un loco de un lado para otro y hala, listo para publicar.
Pero eso sí, la capacidad que tiene para entretener es envidiable. Si buscas un libro con rigor histórico, pues aquí no es. Ahora, si quieres ver un buen circo de tres pistas con constante acción y movimiento frenético, en eso Dan Brown es único. Por eso ha sido tan imitado. No busques aprender nada, solo siéntate, relájate y observa. Es puro y simple entretenimiento. Y eso que este no es, ni de lejos, el mejor libro protagonizado por Robert Langdon.