El profesor

La primera novela de las Brontë, rechazada en su momento y publicada póstumamente. Para mi gusto este libro, con una escritura rozando lo pomposo, imbuida de moralidad y una ironía casi siempre contenida, es un innegable goce.

Es como un sueño, la visión de un ideal forjado por una ambición pacífica y modesta, mas plena de placeres y savoir vivre. William Crimsworth, nuestro héroe y relator, sabe en todo momento lo que quiere y lo que no está dispuesto a admitir y, con ayuda de Yorke Hunsden (uno de esos curiosos personajes de la mejor inventiva victoriana, véase Dickens), emprende su viaje a la Felicidad.

Ya desde el prefacio la gran Bontë nos advierte que su personaje "no debía recibir jamás un solo chelín que no hubiera ganado, que ningún vuelco súbito debía elevarlo de la noche a la mañana en riqueza y posición social, que cualquier pequeño bien que pudiera adquirir debía obtenerlo con el sudor de su frente, que antes de hallar siquiera un cenador en el que sentarse debía ascender al menos hasta la mitad de la Colina de la Dificultad, que jamás habría de casarse con una mujer rica, ni hermosa, ni con una dama de alcurnia". Su alma gemela será en todo momento digna de ese proyecto y nosotros les acompañamos alegremente (a través de alguna vacilación de escritora novel y más de un estereotipo nacional nada "correcto") en su camino hecho literatura de Lo Mejor.