Cumbres borrascosas

He tardado tres días en sentarme aquí a escribir una reseña acorde a este libro. ¿Qué puedo aportar yo que no se haya dicho ya de esta historia tan icónica? ¿Cómo puede uno plasmar la de sensaciones que va experimentado a lo largo del desarrollo de estos personajes, de su complejísima y rebuscada trama, de su martilleo constante de recelos verbalizados? Es imposible. Es uno de esos libros que se sienten a cada página. Una historia que será distinta para cada uno de los lectores que se acerque a ella y que, por mucho que esperes, volverá una y otra vez a golpearte.
Aquí lo sencillo sería centrarse en que nos encontramos con una historia de amor compleja, una de esas vertientes cortantes del tan poetizado sentimiento que opta por mostrarnos lo cruel que puede llegar a ser una relación mal enfocada. Podría alejarme de todo eso y alabar el preciso plan de venganza que traza nuestro gran protagonista de la historia. Podría incluso describir el como afecta la asfixiante y agotadora atmósfera que imprime Brontë a sus páramos a cada uno de los personajes, que se verán atrapados en ella hasta terminar por oscurecer sus caracteres. Pero nada de eso haría justicia a esta obra tan especial.
Y es que cuando lees cumbres borrascosas y te adentras en esa decrépita estancia quieres saber qué es lo que les pasa a esos seres podridos que la habitan. Cuando te adentras en una habitación abandonada en donde aparece el nombre de Catherine quieres saber quién es ella y por qué te atormenta un recuerdo del que no conoces nada más que sus iniciales. Cuando lees como cae la tormenta buscas también cobijo en medio de aquellos muros a pesar de que sientes el frío que se cuela por cada piedra. Cruzas esas puertas y ya estás condenado.
Te aviso. Esas sensaciones no son placenteras. Más bien todo lo contrario. No hay un resquicio de placer a lo largo de los capítulos de este libro. Vas perdiendo la esperanza conforme te adentras en la maldad inherente a unos corazones devastados por amor. Porque, al fin y al cabo, de eso trata esta historia, de amor. de ese amor que te enferma, que saca lo peor que llevas dentro, que contamina la belleza de un sentimiento hasta pudrirlo. Heathcliff y Catherine son los tormentas que chocan una y otra vez buscando su centro del huracán. Y a su alrededor, todo es devastación.
Cumbres borrascosas no es una lectura fácil. No encontrarás en ella esperanza ni lugares de confort. Cumbres es un paraje inhóspito y se encargará de que lo sientas en todo momento. Pero, cuando lo piensas con calma, los grandes amores son aquellos que no te puedes quitar de la cabeza.