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Lo primero que quiero decir, es que este libro dice que está basado en hechos reales (no lo pongo en duda) pero de ser así, todo lo que ha pasado durante esos 37 días te eriza la piel. Sydney entra en un psiquiátrico cuando se intenta suicidar tirándose de un puente. Por suerte, sobrevivió. Yo diría que la suerte le llegó cuando la internaron y conoció a gente extraordinaria e igual de rota que ella. Cada capítulo es un día (vamos, es cada uno de esos 37 días) en lo que ella nos contará como va evolucionando día tras día. Es imposible que mientras vayas el libro, no te enamores de Sydney, y lo más importante, que empatices con ella. No solo ella te erizará la piel, también cada uno de los integrantes del psiquiátrico. Lo que más me ha gustado del libro son los diferentes tipos de personas con sus respectivas enfermedades; cada cual, te hace entender y comprender que no todo es fácil pero que hay que luchar para salir adelante. El tema de las enfermedades mentales, creo que a día de hoy, todavía es un tema tabú. Agradezco a la autora que haya visibilizado este tema. Es un libro que recomiendo totalmente, y que por cierto, me ha encantado. Es un libro con demasiados sentimientos, de reflexión, de amor, de superación y eso hace que la lectura sea amena y entretenida. |
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