En pleno verano de 1939, un joven Spirou trabaja como botones en un hotel de Bruselas que acoge, de forma clandestina, a un comisionado de diplomáticos alemanes y polacos que tratan (sobre todo los polacos) de evitar el inminente conflicto bélico. Una novela gráfica de narrativa exquisita, unos momentos muy dulces, otros divertidos, y todo bajo un contexto muy, muy serio, aunque se vea algo frivolizado por el punto de vista de un adolescente huérfano cándido y de buen corazón. La expresividad de los personajes es sorprendente, y la ambientación maravillosa. Un cómic que se hace muy corto y que te deja con ganas de mucho más. |