El gato y la ciudad

Las vidas de las personas son como una gran red, todo está conectado en mayor o menor medida, nos afecte o no, o seamos conscientes de ello o no. Subir a un taxi y bajarnos en X lugar para que luego en dicho lugar se suba otra persona que va a otro sitio. Las vidas de los pasajeros no se ven afectadas, pero la vida del taxista sí, ya que es el nexo de unión entre los dos pasajeros.

Y de estas conexiones nos habla “El gato y la ciudad”. Historias cortas unidas entre sí de manera sutil y que tienen como hilo conductor a un pequeño gato tricolor que pasea por Tokio, apareciendo en la vida de los protagonistas como mero espectador de la cotidianidad, como un ente que nos está diciendo “Hey mirad, Tokio no es perfecta, como en todas las ciudades tenemos nuestras sombras”

A través de estas historias, Nick Bradley hace una representación cruda y sin tapujos de la sociedad nipona. Desde extranjeros que migraron a Tokio a trabajar, pasando por detectives privados con vidas turbulentas, o personas que lo tuvieron todo y acabaron en la más absoluta miseria. Todo ello con el telón de los Juegos Olímpicos de 2020 de fondo, en donde vemos una sociedad que se prepara para un acontecimiento histórico.

La maestría del autor para construir las historias de manera independiente y entrelazarlas entre sí con pequeños detalles me ha parecido sublime. Cuando terminas el libro sientes que se ha cerrado un círculo, todos los cabos quedan atados.

Es un libro que ofrece color pero también ofrece sombras, mostrándonos el lado más oscuro de un Tokio aparentemente idílico, pero que entre sus calles y rincones esconde historias crudas, duras y llenas de dolor.

Ha sido un libro que empecé con muchas ganas y que superó con creces todas mis expectativas. La prosa del autor, su calidad narrativa y el gran conocimiento que posee sobre la cultura y sociedad niponas hacen de esta obra una auténtica joya que se disfruta de principio a fin.