El gato y la ciudad

Las vidas de las personas son como una gran red, todo está conectado en mayor o menor medida, nos afecte o no, o seamos conscientes de ello o no. Subir a un taxi y bajarnos en X lugar para que luego en dicho lugar se suba otra persona que va a otro sitio. Las vidas de los pasajeros no se ven afectadas, pero la vida del taxista sí, ya que es el nexo de unión entre los dos pasajeros.

Y de estas conexiones nos habla “El gato y la ciudad”. Historias cortas unidas entre sí de manera sutil y que tienen como hilo conductor a un pequeño gato tricolor que pasea por Tokio, apareciendo en la vida de los protagonistas como mero espectador de la cotidianidad, como un ente que nos está diciendo “Hey mirad, Tokio no es perfecta, como en todas las ciudades tenemos nuestras sombras”

A través de estas historias, Nick Bradley hace una representación cruda y sin tapujos de la sociedad nipona. Desde extranjeros que migraron a Tokio a trabajar, pasando por detectives privados con vidas turbulentas, o personas que lo tuvieron todo y acabaron en la más absoluta miseria. Todo ello con el telón de los Juegos Olímpicos de 2020 de fondo, en donde vemos una sociedad que se prepara para un acontecimiento histórico.

La maestría del autor para construir las historias de manera independiente y entrelazarlas entre sí con pequeños detalles me ha parecido sublime. Cuando terminas el libro sientes que se ha cerrado un círculo, todos los cabos quedan atados.

Es un libro que ofrece color pero también ofrece sombras, mostrándonos el lado más oscuro de un Tokio aparentemente idílico, pero que entre sus calles y rincones esconde historias crudas, duras y llenas de dolor.

Ha sido un libro que empecé con muchas ganas y que superó con creces todas mis expectativas. La prosa del autor, su calidad narrativa y el gran conocimiento que posee sobre la cultura y sociedad niponas hacen de esta obra una auténtica joya que se disfruta de principio a fin.

Este libro es el claro ejemplo de que nunca nos tenemos que fiar de una portada bonita. Porque claro, estoy segurísima de que ustedes habrán visto esta portada de colores vivos con un gatete y ramitas de cerezo y lo primero que habrán pensado es: «ay, tiene pinta de ser un libro superreconfortante». Pues no. Nick Bradley me ha puesto un puntito en la boca. Ahora bien, que fuera con una idea preconcebida no quiere decir que este libro no me haya gustado. Todo lo contrario, me ha sorprendido y lo he disfrutado muchísimo.

«El gato y la ciudad» recoge una serie de relatos entrelazados entre sí que transcurren en las calles de Tokio. Este libro tiene una temática muy urbana y que el autor haya utilizado la figura de un gato como hilo conductor y punto en común de todas las historias no es casualidad. Los gatos son animales callejeros y saben moverse muy bien por la ciudad. Son pequeños testigos de todo lo que ocurre en ese entramado de calles, tanto de lo bueno como lo malo, y tienen un sexto sentido que les sirve para adivinar cuáles son las intenciones de la gente. Siempre están alerta. Lo que estoy diciendo suena un poquito oscuro, ¿no? Pero es que así es como he sentido este libro. Un poco turbio.

Con toques de «Tokio Vice» y «Seis Cuatro», estos relatos nos muestran la cara oculta de la sociedad, esa que no se suele mostrar en público: miedos, deseos, anhelos... Qué puedo decir. Es un libro bastante intenso, bien estructurado y sobre todo muy bien hilado. El autor consigue dejarlo todo bien cerrado y la capacidad que ha tenido para relacionar todos los relatos entre sí me ha parecido magistral. Además, lo que más me ha gustado es que para tratarse de un autor estadounidense, a su pluma no le ha faltado credibilidad. Si me hubieran dicho que este libro lo había escrito un autor japonés, me lo habría creído y estoy segura de que los que estén acostumbrados a leer literatura asiática me entenderán. Se nota a la legua que el autor está muy empapado de la cultura de Japón y sobre todo que está acostumbrado a leer literatura japonesa. Para mí esto ha sido la guinda del pastel.

Si este libro les produce curiosidad, leanlo. Es una de esas lecturas que no consigues sacarte de la cabeza en días.

Préstamo de mi cuñada que de entrada me produjo reticencia por ser de esta línea de libros con portada cuqui pero que luego son insustanciales o del tipo feel good, pero por suerte no fue el caso.

Se trata de un libro de relatos conectados entre sí cuyo eje central son la ciudad de Tokio y un gato tricolor, animal que pulula por sus calles y observa el interactuar de los humanos, que en su conjunto conforma pequeñas historias dentro de una megaciudad. Durante los meses previos a las Olimpiadas de 2020 seguiremos la pista de diversos personajes: una chica que acude a un tatuador para que represente la ciudad de Tokio en su espalda, un mendigo al que llaman sensei que encuentra en un hotel de cápsulas abandonado su nuevo hogar, unos compañeros de trabajo que buscan desesperadamente un lugar donde jugar al Street Fighter turbo, una estadounidense que intenta traducir al inglés a su autor de ciencia ficción japonés favorito, un detective que sigue la pista a un joven al que buscan sus padres, un taxista que se conoce la ciudad al dedillo, un hikikomori al que un niño conseguirá sacar de su aislamiento, etc.

Lo interesante además es ver cómo esos personajes evolucionan, transitando de fondo en los relatos de otros de los protagonistas de la novela, dando la sensación de que, por muy grande que sea la ciudad, siempre existe un punto en el que todos los caminos se cruzan. También es curioso el uso que hace de distintas formas de contar, puesto que una de las historias está hecha como si fuese un cómic y también ha introducido un relato del autor de ciencia ficción (que, por otra parte, es padre del taxista) como si fuese una historia más de la novela. Además el uso del gato tricolor como recurso para conectar la ciudad da mucho juego, porque no sabes seguro si se trata del mismo gato o no, pero tienes la sensación de que ciertamente lo es.

Como suele pasar en los libros de relatos, algunas historias te llegan más que otras, pero en general he disfrutado mucho de la lectura porque muestra muchas de las aristas de Japón, el contraste entre la belleza de un almendro en flor por un lado con el metro a reventar en hora punta por otro, la amistad que une a algunos compañeros de trabajo frente a la soledad del que quiere aislarse. Tokio no es una ciudad diferente a otras, tiene sus luces y sus sombras, y por ello en ella caben todo tipo de historias.

Si te gustan los relatos que te atrapan desde la primera línea y te transportan a lugares lejanos, este ¡es tu libro!
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No es un conjunto cualquiera de historias. Más bien, es como si cada relato fuera una pieza de un rompecabezas que forma una imagen completa. La gracia es que en todos los relatos hay un protagonista de excepción: ¡un gato! Este felino misterioso está en todos lados, agregando un toque mágico a las páginas y conectando a los personajes en formas que nunca hubieras imaginado.
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¿Alguna vez te has preguntado qué hay detrás del brillo de Tokio? Este libro te lo cuenta sin pelos en la lengua. Te sumergirás en las luces resplandecientes de la ciudad, pero también descubrirás sus sombras ocultas. Desde historias conmovedoras hasta las realidades más crudas de la vida en la ciudad, el autor te lleva en un emocionante viaje por la auténtica ciudad de Tokio.
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Y no es solo eso, también vas a aprender un montón sobre la cultura japonesa. Desde palabras y tradiciones cotidianas hasta leyendas que te harán sentir como si estuvieras viviendo en Japón.
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Pero ojo, no todas las historias son sobre gatitos lindos y adorables. El autor sabe cómo mezclar el encanto con la realidad más cruda, dando como resultado un cóctel de emociones que no podrás soltar.
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Si te encantan los libros que te hacen reír, llorar y reflexionar,#elgatoylaciudad es un must en tu lista de lecturas. Así que, ¿a qué estás esperando? Agarra una taza de té, busca un rincón acogedor y sumérgete en este mundo de relatos que te harán amar aún más a los gatos y soñar con las calles de Tokio.

Un pequeño experimento este libro de relatos que nos lleva directamente al Tokio previo a la celebración de los Juegos Olímpicos de 2020, a través de historias diversas que reflejan de forma exhaustiva, tanto a la ciudad urbanística como a la humana. Pequeños vistazos a un crisol de personajes donde tiene cabida todo estamento social, temática o género.
Ligeramente interconectados, pero sin cruzarse de forma directa, los relatos dejan leves sombras entre sí, como ver tras un visillo o sonreír al reconocer algo que nos es familiar. En todas ellas, el gato como elemento común, tanto como reflejo de la cultura popular nipona, como actuando de nexo de unión. A veces de forma directa, a veces como una pincelada, el felino siempre presente, se convierte en el maestro de ceremonias de la novela.
El estilo es sencillo y directo, intercalando dibujos, fotografías, incluso un pequeño manga, como en una especie de gigantesco diario urbano. Con multitud de referencias culturales, videojuegos, literatura, cine, estilo de vida o gastronomía, y con el telón de fondo de toda la infraestructura montada a raíz de los Juegos y las mafias y corrupción que dejan por detrás, la novela se impregna de una ligera y constante crítica política.
Un viaje a través de las calles de una ciudad que nunca duerme, que sin embargo, se me ha quedado corto, aparte que unos relatos me hayan gustado más que otros, no he encontrado excepcionalidad en ninguno de ellos y las leves interconexiones que los ligan, me han parecido flojas, sin llegar a entender su finalidad en conjunto. Me ha encantado adentrarme en las calles de Tokio, pero me he quedado con ganas de mucho más.