La feria de las tinieblas

La feria de las tinieblas (el título en español pierde la maravillosa intertextualidad con Macbeth) pertenece a una parte de la producción de Bradbury menos celebrada y reconocida que sus obras de ciencia ficción: los cuentos y novelas fantásticas y de terror. Y es un olvido injusto, porque ciertamente allí encontramos las semillas de escritores tan populares como Stephen King.

En la novela, dos adolescentes de 13 años, Jim Nightshade y Will Halloway, descubren en plena madrugada la llegada de un misterioso “show de sombras”, una de esas típicas ferias de entretenimiento con laberinto de espejos, carousel, show de fenómenos y desfiles callejeros. Pero la feria oculta un terrible secreto: es un señuelo que se aprovecha de la vanidad y las inseguridades de la gente para quedarse con su alma. Con la ayuda del padre de Will, que enfrenta demonios propios como ser un padre demasiado mayor que por eso siente que no está a la altura de las circunstancias, Jim y Will deberán ponerse a prueba para saber si podrán enfrentar a las fuerzas oscuras detrás de la feria y salir victoriosos, o están condenados a ser esclavizados por el señor Dark y su séquito perverso.

Creo que lo mejor de la novela es la evolución del padre de Will, y el modo conmovedor en que Bradbury presenta la relación entre padre e hijo, y la amistad entre Will y Jim. La narración es sumamente poética, y eso hace que la lectura sea un poco más morosa, porque vale la pena tomarse el tiempo para degustar la escritura, como un buen vino que uno saborea antes de tragarlo. Me pueden las historias de adolescentes y de crecimiento, así que en ese sentido también estaba destinada a gustarme! Fue interesante leerla poco después de Nuestra parte de noche: ambas novelas me hicieron acordar a Stephen King, Enríquez claramente por haber sido influenciada por él, y Bradbury por haber sido uno de sus maestros. Les recomiendo mucho esta versión de Bradbury, que para mí alcanza la perfección en los cuentos de El Pais de Octubre.