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He leído dos versiones diferentes de Fahrenheit 451, una perteneciente a una antigua colección de ediciones Orbis y su biblioteca de ciencia ficción de 1985 con traducción de Alfredo Crespo y otra de la editorial Minotauro 2020 por el 100.º aniversario de Ray Bradbury traducida por Francisco Abelenda y debo comentar que la traducción de Orbis me ha parecido excelente pero no tanto la de Minotauro dónde en ocasiones me ha resultado complicada y que sinceramente ha hecho que la lectura no haya sido del todo placentera. La novela del escritor Ray Bradbury, es una historia centrada en un mundo distópico donde los libros están prohibidos y son quemados con la paradoja de que son los propios bomberos los encargados de hacerlo, Fahrenheit 451 indica precisamente los grados a los que el papel comienza a arder. A Montag, el bombero protagonista, disciplinado y casado con Mildred, mujer superficial y que acepta el modo de vida impuesto por la tiranía gobernante, le cambia la vida el día que conoce a su joven vecina Clarisse quien a través de sus preguntas y una actitud crítica y rebelde le hace cuestionarse su vida personal y la labor que desempeña como bombero, Clarisse hace de catalizador en la transformación personal del protagonista a quien no le está permitido tener ideas propias impidiendo un sentido crítico, esto le hace que comience a robar y esconder libros con la intención de leerlos. El contrapunto lo pone el capitán Beatty, jefe de Montag, riguroso, eficiente y decidido a llevar a cabo la quema de libros sin ningún tipo de escrúpulos siendo capaz de llegar al asesinato si fuera necesario. Montag termina descubriendo un mundo oculto y secreto a través del profesor Faber que le enseña que la importancia de los libros está en su contenido, lo que éstos nos proporcionan y dónde un numeroso grupo de personas apartadas de la sociedad memorizan cada libro con el fin de perpetuarlos y no se pierdan con su quema. El gran mensaje de esta obra es hacernos ver de la importancia de la cultura, de os libros y su capacidad de crear un pensamiento crítico y libre, pero como el propio Ray Bradbury dijo: “No es necesario quemar los libros para acabar con la cultura, basta con que dejemos de leerlos”. |
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