El caballo ciego

Es una historia conmovedora, por la fuerza e ignorancia de la juventud luchando contra la terquedad de la madurez. La autora nos presenta una familia atípica para el final de los años 30 en que está inspirada, donde la mujer es quien se encarga de llevar el negocio de la cría de caballos, y el marido, artista sin éxito, se dedica a dejarse llevar por ella, mientras que su hija de diecisiete años empieza a descubrir qué quiere hacer con su vida.

En medio de todo ese vendaval de familia, Candy, el padre, comprará un nuevo caballo de caza para Nancy, la hija; al cual le dará un ataque y se quedará ciego, poniendo en un brete a la unidad familiar ya afectada por las grietas de carácteres tan diferentes entre sí.

Nancy se enfrentará contra todos con tal de mantener vivo al caballo, mientras que su madre estará centrada en todo lo contrario para evitar el gasto de un animal sin beneficios.

Para mí ha sido una historia complicada de leer en cuanto a maquetación, puesto que la autora tiene una manera muy característica de escribir, que quizá se ve agravado por la traducción. No obstante, creo que se han mantenido con muy buen tino las bromas y sonsonetes que canturrea Candy.

En mi opinión, veo reflejada la imagen de Candy en el mismo caballo, de igual manera que, siento personalmente, hace Nancy, de ahí que, por nada en el mundo, quiera deshacerse de él, llegando a rozar la locura en algunas de las prácticas que quiere llevar a cabo con su animal ciego.

He tenido que leerla dos veces para poder sacar un matiz más grueso de pensamiento, porque la primera vez no conseguí quedarme con todo en claro, aun con todo eso, me parece una novela infravalorada, al igual que la autora