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Hacía mucho, pero mucho tiempo que no leía ninguna distopía y me he quedado con una sensación de satisfacción al leer este libro escrito por Karin Boye. Todo ocurre en una ciudad subterránea mientras que la vigilancia es exhaustiva y la individualidad brilla por su ausencia, el doctor Leo Kall químico y creador de una sustancia que hará que no exista la intimidad ni la libertad la famosa Kallokaína, veremos durante la lectura la transformación del pensamiento de Kall y lo que se mueve a su alrededor. Tengo que decir varias cosas de este libro pero la primera que quiero decir es la sensación de “angustia” que he ido experimentando en la lectura, me explico, soy una persona que cuando se adapta a una rutina la interioriza, la hago mía y la disfruto, en este caso los habitantes de este lugar tiene unas pautas tan marcadas que llegan a ser asfixiante imaginarlo, comprendan aunque disfrute de las rutinas siempre puedo cambiarlas, el simple hecho de no tener opción me agobia. Hablemos de los efectos de la Kallokaína, una droga que te deja literalmente al desnudo, arrancar a un apersona de privacidad, libertad, intimidad… una droga peligrosa, ya que no es solo su efecto, también el huso que se le daría, y la humanidad no para de demostrar que no siempre somos certeros en la utilización de ciertos elementos que descubrimos. Me ha erizado la piel el tratamiento que se le da a las personas que se utilizan para los experimentos, como si no tuvieran otra elección, como si solo sirven para eso, sintiéndose culpables de las heridas producidas por otros experimentos realizados en sus cuerpos. Sin duda Kallokaína abarca muchísimo más de lo que soy capaz de escribir en esta pequeña reseña pero si puedo decir a modo de resumen que este libro de Karin Boye me ha hecho reconciliarme con las historias distópicas, envolvente, angustiante y llena de reflexiones. Un libro para leer lento pero sin pausas. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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