Un beso en primavera

Lo mejor de esta serie de novelas es, sin duda, la ambientación, porque Inglewild es como un abrazo.
Ese pueblo se ha convertido en uno de mis lugares favoritos. Y necesito que exista.
Por favor y gracias.
Con su parque de bomberos, la cafetería, Lovelight Farms, y esa cadena telefónica (línea oficial de chismorreos del pueblo) compuesta por unos vecinos tan cotillas como dispuestos ayudarse entre ellos.

Esta vez los protagonistas son Becket Y Evelyn. El silvicultor y la influencer. Dos universos opuestos en busca de su cachito de felicidad.
Evelyn vuelve a Lovelight Farms para tomarse un respiro de su vida online.
Y como en ese pueblo pasan cosas... Impredecibles, acaba intalada en la cabaña de Becket. Sí, el granjero guapo con el que pasó dos noches increíbles.
En este punto tengo que ponerle un pero. Y es que ambos se pasan buena parte de la novela rememorando una y otra vez esas dos noches. Me ha resultado muy repetitivo leer las mismas sensaciones y recuerdos capítulo tras capítulo.

En conclusión.
La historia me ha gustado, pero menos de lo que esperaba. Creo que el hecho de que la primera novela de la serie dejara el listón demasiado alto ha influido en mis expectativas.
Lo que no quita que ya esté esperando, ansiosa, la tercera parte de esta serie para volver a Inglewild.