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Buffy no quiero saber nada del amor, ni de etiquetas o relaciones largas, ya ha tenido bastante con ver llorar a su madre cada vez que uno de sus novios se marchaba. Ella lo tiene claro, disfrutar del día a día y pasarlo bien con tantos hombres como le apetezca. Nikolay se ha criado con unos padres que solo piensan en el dinero, el éxito y las apariencias. Alejado de la única persona que le demostraba amor sincero, se ha encerrado tras un muro que lo mantiene a salvo del dolor. Ahora, un testamento lo lleva a un pequeño pueblo del que no siquiera a oído hablar. Un pueblo al que Buffy y sus amigas llaman hogar. ¿Podrá Nikolay encontrar su lugar en el mundo? ¿Entenderá Buffy que el amor no siempre duele? Dicen que los polos opuestos se atraen y este es un claro ejemplo, porque aunque Buffy y Nikolay tiene una idea similar del amor y las relaciones. Tienen vidas muy diferentes y pasados aún más opuestos. Aunque eso no es ningún impedimento para que la química salte por los aires desde el principio y traspase las páginas. Patricia ha creado un pueblo y unos habitantes que son familia, de esos que te dejan con ganas de viajar, de formar parte. Y que te dejan con la necesidad de saber más de cada uno de ellos. Da igual si son los protagonistas o los secundarios, la autora ha conseguido que cada uno de ellos forme parte de la historia. Ahora solo nos queda continuar con la tercera parte y seguir disfrutando de ellos y de Variety Lake. |
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