Nos encontramos en una Caracas chavista profundamente inestable y devastada, dominada por la huida masiva de sus gentes, dejando en el camino a los que siempre callan, siempre oyen, siempre ven y nunca se les mira: los animales. Concretamente en esta historia, perros. Muchos perros. Una ciudad prácticamente abandonada y, en este caso, las víctimas de cuatro patas que quedaron atrás completamente abandonados a su suerte y especialmente, olvidados. Pero siempre hay un roto para un descosido, y dos activistas se ponen manos a la obra en la creación de una protectora para estos animales. Y menos mal. En un lado; el egoísmo humano, su maldad, su ingratitud, su falta de civismo, todo lo que lleva a abandonar a un animal que forma parte de tu familia como si eso no significara nada. En el otro lado: la bondad animal, su lealtad, su alegría, su gratitud, su nobleza, todo lo que dan sin pedir nada a cambio realmente. Dos caras de la misma moneda. Encontramos algo de suspense, giros, leyendas, amor, desamor, rápido, fácil de leer, historias, descripciones...digamos que de todo un poco. Un libro que rezuma ternura y paz por todos sus costados, amén de tranquilidad. Literalmente este libro es un lugar feliz. |