Lycan

Después del gran comienzo de saga que fue “Vampiros Luminish”, Ana Blanco Bartolomé nos abre de nuevo la puerta al universo de criaturas sobrenaturales que ya vislumbrábamos de la mano de Ángel y Anne para ampliar nuestras miras y comprender mejor el mundo de los licántropos que ya se nos anunciaba en la entrega anterior. Bajo mi punto de vista es un libro igual de dinámico que el anterior, pero con una historia más concisa y menos ramificaciones puesto que el contexto ya nos era en gran medida conocido. Por otro lado, si había ciertas influencias muy fáciles de reconocer en el primer libro, este segundo me ha parecido más genuino y personal, con una historia muy madura que no desmerece en absoluto de la trama centrada en los vampiros. La fantasía oscura que nos presenta la autora engancha desde el primer momento y nos ofrece también algunos de esos giros a los que nos está acostumbrando.

La historia nos presenta a Alarik, el insumiso hijo del líder de la manada de licántropos, Wolf. Cuando empiezan a ocurrir una serie de salvajes asesinatos en la región conocerá a Noah, una intrépida humana que trastocará todo su universo. Unidos por el destino y por sus peculiares circunstancias, tendrán que enfrentarse al temible vampiro Edzio y su banda, quienes han puesto sus ojos en la fortaleza de los hombres lobo.

La escritora para mi se ha consagrado a la hora de presentar personajes fuertes que describe a la perfección y que nos hace sentir especialmente cercanos incluso con sus peculiaridades sobrenaturales. Además, me encanta que la trama se entrecruce con la del anterior libro, devolviéndonos a esos protagonistas que se echan de menos pero también la inquina de un villano al que digamos “da gusto odiar”. Ha sido un placer poder conocer la otra parte de la historia que se nos narraba en el libro anterior, pero eso solo es una pequeña parte de un hilo que por sí solo ya nos trae muchas sorpresas. Reconozco que hasta el momento no me había acercado especialmente a la literatura basada en los licántropos y ha sido un verdadero gusto adentrarme en un universo regido por las normas de cada manada con el contrapunto de la rebeldía encarnada en Alarik.

De nuevo nos ofrece momentos sobrecogedores que roban el aliento, no hace falta esperar al final para tener muchos de estos hitos impregnados en una tensión que nos impide dejar el libro y que incluso apelan a nuestra parte más sensible sobrecogiendo por la dureza de cuanto ocurre. Por supuesto todo ello va de la mano de una historia de amor que de nuevo no puede ser más acertada y por varios hilos de los que no hace falta tirar demasiado para intuir que formarán nuevas tramas a desarrollar en obras posteriores. En definitiva, Ana nos demuestra que su saga tiene mucho que decir aún, que hay mucha magia que explorar tanto en la parte más sobrenatural como en aquella más terrenal vinculada con parejas de enamorados que siguen emocionando por su sensibilidad y fortaleza.