Elia tiene 32 años y hace dos años perdió a su marido, al amor de su vida, y desde entonces todo lo recuerda a él, su casa, casa calle en la que se besaron, donde rieron y como iban siempre de la mano. Ya no puede más, siente que se ahoga, necesita ir a otro sitio donde empezar de cero. Así que después de mucho pensarlo decide marcharse a la ciudad y comenzar de nuevo, su trabajo le ofrece ese aliciente que puede trabajar en cualquier sitio, solo necesita su ordenador e internet. Elia se va a vivir en la zona menos bulliciosa de la ciudad, pero lo que no espera es que cuando llega los vecinos de arriba tiene montada una fiesta con la música a tope. Cuando no puede más sube arriba para quejarse. Raúl es profesor, le encanta enseñar a sus alumnos. Vive con su novia, él piensa que están enamorados, pero lo que realmente tienen es una relación cómoda a la que se han acostumbrado y ya no hay pasión. Las salidas de su pareja cada vez son más frecuentes e incluso se olvida de cosas que van hacer juntos, esa noche él prepara algo romántico y ella llega con sus amigos para hacer una fiesta en casa. Raúl cansado y hastiado sale a las escaleras porque ya no puede más. Al subir al piso de arriba Elia se encuentra con Raúl en las escaleras sentado, se entera que es el vecino y la que tiene montada la fiesta es su pareja. Elia le dice que baje a su piso y que se quede allí hasta que todo acabe. Desde ese momento la amistad entre ellos crece, se cuentan sus casos y son el apoyo el uno del otro. El roce hace el cariño y poco a poco empezaran a sentir cosas que saben que no están bien. Un cúmulo de cosas hará que Raúl descubra la verdad, tenga que pasar por algo duro y Elia estará a su lado. La primera mitad del libro me gustó, las cosas iban un poco rápidas, pero en la segunda mitad del libro no he podido entender cosas de los personajes y no he comprendido ciertas cosas. |