Las estrellas, mi destino es todo un clásico de la ciencia ficción que no sé por qué no había leído antes. Publicada en 1956 y precursora del cyberpunk, ha envejecido mal en algunos aspectos, pero en muchos otros da en el clavo de forma preocupante. Y es que avanzará mucho la tecnología, pero el ser humano no cambia. «Fantaseamos sobre el libre albedrío, pero no somos más que un puñado de respuestas condicionadas, reacciones mecánicas en surcos pregrabados.» Tenemos a un protagonista tremendamente atípico para la época, un completo antihéroe absolutamente despreciable y muy cabreado (los demás personajes no llegan al nivel del protagonista, aunque también son bastante deleznables) inmerso en una espiral de odio y venganza, con bastante acción, unos cuantos giros argumentales y un tramo final tan épico como maravillosamente surrealista. |