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En esta obra, una mujer, Ida, es retratada a través de los ojos de la sociedad que la rodea. Constantemente, esta sociedad señala lo que, bajo su juicio, la convierte en débil e inestable. En ningún momento es Ida la encargada de hablar sobre sí misma, sino que son los demás quienes se prestan a hacerlo, sin que nadie lo haya pedido. Así es cómo, poco a poco, se va forjando el trasfondo turbio y desesperante que acompaña a la protagonista de esta historia. El estilo que Bessette emplea contribuye a que la personalidad de Ida que se va forjando desde el ojo ajeno se produzca de manera abrupta e ininterrumpida, solapándose así todas las opiniones de las diferentes personas que van pasando por el relato. A un mismo tiempo, el silencio de Ida pesa y duele a partes iguales, una Ida indefensa que mira al suelo y no se reconoce en nadie. Aunque el planteamiento de la historia que rodea a la protagonista me ha parecido bueno, en lo que a profundidad, análisis de su carácter y condicionamiento por parte de la sociedad se refiere, el estilo empleado no me ha conectado con la lectura, por no hablar de las innumerables faltas de ortografía que hay en cada página, lo que también ha contribuido a que mi interés por la historia no haya sido el que me hubiese gustado. |
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