El porqué del color rojo

Cuando llevaba menos de 50 páginas de esta historia ya pensaba que por qué no había leído esta novela antes. Y es que ya desde el principio descubres que estás ante una gran novela, con una historia interesante, una trama que se va desarrollando de tal manera que te implica en la misma y rodeado de unos personajes que te llevan en volandas durante trescientas y pico páginas.
La teniente Lucía Utrera, alias La Grande se enfrenta a un caso de asesinato en plena campaña de vendimia en La Rioja Baja, un temporero, a todas luces ilegal, aparece muerto en uno de los viñedos. A partir de aquí todo girará en torno a las mafias de tráfico de personas, al terrorismo islámico que podría estar preparando una cédula y hasta la sombra de la banda terrorista ETA, algo que hará que se disparen las alertas en Lucía que ya tuvo en su pasado su particular tropiezo con esta banda. El porqué del color rojo es una historia dura, compleja y madura en la que tampoco faltan unas dosis de humor que serán un alivio en algunas situaciones difíciles. Porque difíciles son las condiciones en las que se mueven algunos de los personajes, entre promesas de futuro, cartones, barro y un pasado que mejor no recordar. Aunque dicen que el pasado siempre vuelve.

Es fácil dejarse atrapar por los tiempos en los que se mueve la vendimia, con sus tractores en la carretera y los temporeros acudiendo a los campos, con el olor a vino envolviendo una investigación en la que la teniente tendrá que hacer frente al hecho de que Kabuto, un enemigo que se la tiene jurada, ha salido de la cárcel y puede estar implicado en este caso.

Es casi una novela coral en la que, aunque el peso lo lleva la teniente Lucía, hay un grupo de secundarios que aportan grandes dosis de personalidad a la trama, desde su marido, siempre a la sombra de Lucía por elección propia, el padre Borobia, un cura con una peculiar visión de la religión y erigido en benefactor de los mas desfavorecidos, o el Cabo Ramírez, siempre a vueltas con su novia y no siempre en el lugar que debiera un agente de la Guardia Civil, pero que es un complemento perfecto para Lucía. Estos y otros personajes van a tejer una historia hábilmente planteada, narrada de una manera exquisita y muy solvente, sin estridencias y que se recrea lo justo para crear ese ambiente rural de frenética actividad en el momento crucial de la vendimia en el que además aparecerán otras tramas secundarias que darán más solidez si cabe a esta investigación.

Con esta novela Francisco Bescós ganó el Premio Pata Negra 2018 y recientemente el premio Cartagena Negra, que le fue entregado en la ciudad el pasado día 7 de septiembre en el acto de clausura de dichas jornadas. Sin duda es un libro que os recomiendo porque lo vais a disfrutar desde las primeras páginas.
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