Nos encontramos ante literatura gótica de terror del S. XIX. Más bien se clasificaría dentro de los "cuentos de fantasmas" (tal como se indica en el subtítulo) y aún distaría del terror psicológico actual que sí nos produce miedo. A diferencia a relatos similares, estos sí me han atrapado; tanto por la parte realista de los mismos como al intuir un primitivo terror psicológico que, dada la época, es de valorar. En definitiva lo disfruté muchísimo y lo volvería a releer. La lectura es ágil, lejos del barroquismo que nos encontramos en obras de época. |